miércoles, 13 de junio de 2007

Farándula criminal


Esta semana, la noticia judicial más relevante fue el juicio oral en el caso de la doctora Ivonne Jäger, acusada del delito culposo de parricidio contra su hijo Andrés Vienne Jäger. Ayer se dio a conocer la sentencia en la causa, y la doctora Jäger salió absuelta. El fallo destaca, entre otras cosas, que el sumario hecho por el Servicio de Salud de Puerto Montt, donde se produjeron los hechos materia de la acusación, absolvió a la Doctora Jäger de toda responsabilidad, y atribuyó el deterioro de Andrés Vienne a la negligencia de lo médicos que debieron estar a cargo de la UCI en ese momento; que en la acusación ni en documento alguno de la carpeta de investigación consta el medicamento que supuestamente fue utilizado por la Dra. Para “envenenar” a su hijo, “circunstancia que basta por sí misma para desechar la imputación”, a juicio de los senteciadores; tampoco se logró acreditar ni la acción, ni el resultado típico, ni el nexo causal entre ambas circunstancias, “sino sólo el hecho que la salud del joven se deterioró debido a circunstancias indeterminadas”; y que la deposición hecha por testigos y peritos de la defensa fue del todo coherente para crear la convicción de la inocencia de la Dra. Jäger.

Así las cosas, queda fehacientemente demostrado, por la vía judicial, que la Dra. Jäger no intentó matar a su hijo, hasta el punto que el tribunal no sólo no pudo adquirir la convicción más allá de toda duda razonable de la efectiva verificación del hecho punible, sino que, como dice la sentencia, se creó la convicción de inocencia de la acusada.

Y con bastante razón. Las pruebas fueron insuficientes y las estrategias usadas por la Fiscalía fueron incorrectas, lo que demuestra, más allá de un cierto grado de impericia en las actuaciones de la Fiscalía, que aquí hubo gato encerrado. Ningún fiscal con la mediana diligencia exigida para ejercer tan importante cargo es capaz de formular una acusación sin tener las pruebas básicas suficientes, como la identificación de la sustancia que la imputada usó para el delito (eso se verifica con un simple examen de sangre a la víctima, o con una biopsia). Si no se cumplen estos requisitos, el fiscal siempre tiene las salidas del Art. 249 del CPP letras a) y c), vale decir, la petición de sobreseimiento y la facultad de no perseverar en el procedimiento, que le permiten, o desechar la imputación, o recabar nuevos antecedentes para la acusación, respectivamente.

Luego del revuelo de prensa, y del trato vejatorio que recibió la inocentísima Dra. Jäger, que la marcará para toda su vida (y que no tiene por dónde ser culpable a la luz de las pruebas presentadas por la Fiscalía), creo que es importante destacar dos temas bien peliagudos del nuevo proceso penal: el antejuicio de los medios y el síndrome del “fiscal farandulero”.

La reforma procesal penal establece, como uno de los pilares fundamentales del sistema, la publicidad del proceso, salvo razones graves. Este principio de publicidad de las actuaciones judiciales en el proceso penal permite que los medios tengan amplio acceso tanto a las audiencias como a la carpeta de investigación, ambas públicas salvo resolución judicial o del fiscal en contrario.

Ello acarrea ciertos problemas que no derivan del sistema penal, sino de la sesgada concepción de los periodistas, que todavía creen que están en un proceso inquisitivo, donde los supuestos bajo los que llegaba el inculpado a las instancias finales eran bastante distintos, partiendo porque, en la práctica, el acusado debía probar su inocencia. Ello es distinto en el sistema actual, donde la presunción de inocencia se proyecta tanto como una base del juicio, en el cual se debe romper dicho paradigma con una convicción más allá de toda duda razonable, y, principalmente (y para pesar del morbo periodístico) como regla de trato, vale decir, el imputado tiene derecho a ser tratado, en todo momento y por toda persona, como inocente; la vulneración de este derecho debe llevar inevitablemente a que el juez de garantía, de oficio o a petición de parte, aplique las medidas de cautela de garantías que estime convenientes para blindar la presunción de inocencia a toda costa. Y si no es posible, puede suspender el procedimiento hasta que se reúnan las condiciones.

En base a esto, también podemos decir que hubo una mala actuación del juez de garantía respectivo, que al ver el ataque despiadado al que era sometida la doctora Jäger aún antes de su juicio, debió suspender el procedimiento o tomar las medidas que estimare pertinentes para que la presunción de inocencia fuera respetada (parcialmente lo hizo al forzar la formalización, cosa que explicaré más adelante). Pero peor fue la actuación del Fiscal, que en virtud del principio de objetividad en la investigación debió haber pedido él mismo las medidas tendientes a esta protección, e incluso haber puesto él mismo coto a la prensa para que dejara de husmear en la investigación.

Al contrario, el fiscal a cargo de la causa, el abogado Marcelo Maldonado, apareció en cuanto diario y programa de televisión lo invitaron, hablando en abiertos y duros términos de la causa que llevaba, sin percibir que era él mismo el que estaba faltando tanto a la ética profesional del abogado, al hacer aseveraciones sin ningún asidero, como decir a la prensa que habían sustancias extrañas en el cuerpo de la presunta víctima, sin señalar ni aún en la acusación el resultado de la supuesta pericia; y segundo, al principio de objetividad, por el cual la denuncia debe investigarla de forma íntegra, viendo los elementos de culpa tanto como los elementos de eximición.

Por otra parte, la “variedad e imprecisión” de la acusación del fiscal, de la que acusa la sentencia, se manifiesta durante todo el proceso, partiendo por el hecho que hubo audiencias de cautela de garantías antes de la formalización. Eso, en buenas cuentas, significa que la doctora Jäger estaba siendo pateada en el piso tanto por la prensa como por el fiscal aún antes de saber de qué cresta la estaban acusando. Aún más grave, se allanó su consulta y su casa sin saber por qué se le estaba acusando, y sin ser formalizada. Y nadie le supo informar hasta que la defensa tuvo que “forzar” la formalización con un audiencia de cautela de garantías, porque además el fiscal Maldonado había ordenado el secreto de la investigación. Esa sí que es linda.

Como muy bien ha dicho el diputado Fidel Espinoza, “fue un escándalo cómo se llevó el caso Jäger”. Partiendo por lo antedicho, todo esto parece un tongo muy bien armado por la colusión entre el fiscal Maldonado, Andrés Vienne, la víctima, y la familia del difunto marido de la dra. Jäger, Oscar Vienne. Ello, a mi parecer, queda bien clarito en actuaciones poco claras dentro y fuera del proceso, como fue la perseverancia del Ministerio Público en la acusación más allá del categórico resultado del sumario del SEREMI de Salud de la Región de Los Lagos, que liberó a la doctora de toda responsabilidad; por otra parte, la sorpresiva formalización de la Dra. Jäger, antes del juicio oral, por el presunto delito de parricidio de su marido, en los mismos términos en que supuestamente atacó a su hijo, todo ello con el claro objeto de impresionar a la opinión pública y a los integrantes de la sala encargada de fallar el juicio oral en miras a acreditar indirectamente la conducta de la imputada; y a mayor abundamiento, la situación de su hijo “víctima”, fuertemente influenciado por la familia de su padre, que manifiesta, por lo menos en los medios, un odio fuerte hacia su madre, alegando que ella lo tiene “abandonado”, cosa que quizás es cierta, lo que podría haber influido en la decisión del mismo –cuya “profesión” es hacer piercings (saque sus conclusiones)- de actuar malamente contra su madre en tan graves términos. Evidentemente estuvo mal asesorado.

En lo que sí discrepo con Fidel Espinoza (estos parlamentarios de repente se van al chancho al abordar estos casos) es en su intención de presentar un proyecto para castigar a los fiscales que presenten acusaciones maliciosas. Ello es absolutamente improcedente a mi parecer, por dos razones: Primero, existe la responsabilidad disciplinaria de los fiscales regulada en la Ley del Ministerio Público; y segundo, existen ciertos delitos a los que también están expuestos los fiscales, como el del Art. 211 del CP, denuncia calumniosa, o el 269 ter, ocultamiento de antecedentes por parte del fiscal, tramitándose ambos en el procedimiento especial de querella de capítulos.

Creo que este caso sienta una “jurisprudencia” bastante especial, en dos ámbitos: En primer lugar, son los jueces los que juzgan, no los medios, que deben cumplir su deber de informar sin emitir antejuicios, de modo que la información llegue lo menos contaminada posible a sus destinatarios; y segundo, los fiscales tienen que ser cautelosos aún más que el simple abogado, pues ellos desempeñan una labor de persecución penal pública, debiendo ponderar el hecho que cada una de sus palabras le puede jugar en contra en el futuro, y por lo tanto, deben dejar de lado sus consideraciones personales y sus ansias de figuración (tan propias del ser humano), para ser lo más objetivos y criteriosos que les sea posible, puesto que llevan a cabo una función de repercusión social tremenda, como es la investigación de los delitos, ya que así como algunos se pueden hacer famosos, como el Fiscal Marcelo Maldonado, otros pueden quedar con sus vidas truncadas para siempre por una falsa acusación, como la Dra. Ivonne Jäger.

lunes, 11 de junio de 2007

La mejor vida de los capitalinos gracias al Transantiago


Quien lo diria. Aquel bullado y fracasado proyecto si tiene su lado positivo, pero claramente no es el que las autoridades buscaban con el. Mas aun, a muy a pesar de estas, la gente es hoy en dia mas rica que antes.

Por qué se preguntaran ustedes (o tal vez no pero da lo mismo), qué es lo que hace que los habitantes del populoso Santiago sean mas ricos que antes. Tuve la misma inquietud anoche mientras miraba Tolerancia Cero, y el motivo es el siguiente.

Esta mas que comprobada la cuasi gratuidad del sistema de transporte publico, a traves de las millones de evasiones diarias de sus usuarios, los no pagos, las subidas por la puerta de atras, las tarjetas Bip! que no funcionan o que los lectores dan error, multiples motivos por los cuales el Transantiago a pasado a ser libre para las personas.

Llendo al fondo, esta gratuidad hace que los usuarios se ahorren aproximadamente $20.000 cada mes. Evidentemente, es dinero con el cual no contaban, lo que se transforma en un crecimiento del poder adquisitivo de el pueblo metropolitano.

Lo que hace interesante esto, es que al aumentar el poder adquisitivo de la gente, ella comienza a consumir mas, adquiriendo bienes y servicios que mejoran sus condiciones de vida. Ya no compran 1 kilo de pan, sino que 2; ya no toman agua, sino que pueden comprar jugo, etc. Miles de elementos hacen que esos $20.000 se transformen en una mejoria para muchas familias que nunca pudieron darse "lujos" y que ahora los hace sonreir.

Que va a pasar una vez que se regularice el sistema, y les cobren $500 cada vez que se suban a una micro? Nadie lo sabe. Lo que si se sabe esque es peor que perder ese dinero con el cual contaban mes a mes, sino que van a lograr que nuestra gente vuelva a sentirse pobre.

¿Como solucionar el problema? ¿Como convencer a la gente que ya no podran contar mas con esta mejor calidad de vida? Eso es un problema con el que tendra que lidiar nuestro querido gobierno...Sin duda alguna es algo que deberian haber pensado antes al haber hecho semejante estupidez.

Free Paris?


En mi lectura de prensa de esta tarde, vi una noticia que me llamó mucho la atención: Blogueros de todo el mundo se han unido en una cruzada para que Paris Hilton, la peliteñida heredera del imperio hotelero y niña mimada del jet set hollywoodense, sea liberada de prisión, luego de caer tras las rejas por manejar irresponsablemente en reiteradas oportunidades y sin un licencia de conducir.

Muchos argumentan que la beoda celebridad “no se merece esto”, que “ha dado mucho al planeta” (aparte de la media hora en cada programa de farándula mundial por supuesto), e incluso piden firmas para una carta para el Gobernador Schwarzenegger, apoyando la liberación de la blonda ricachona.

No puedo dejar de reírme de los argumentos para la liberación de esta mujercita, que, a mi parecer, se merece algo más que la cárcel, partiendo por que su papá le dé un buen rosario de cachuchazos para que se dé cuenta de lo que hace. Encuentro totalmente justo que esté en la cárcel pagando por sus culpas a la sociedad. Y después deberían mandarla a un reformatorio, o por último suspenderle la licencia de conducr de por vida. No puede ser que por el hecho de ser heredera de un imperio o dar que hablar a la farándula norteamericana, esté eximida de pagar sus culpas a la sociedad como el resto de los mortales.

Lo que se ha hecho con mandarla a la cárcel es un ejemplo. Primero, es un ejemplo de la dureza legal en EE.UU., que demuestra que todas las personas son iguales ante la ley, y tienen los mismos derechos y obligaciones. Segundo, es un ejemplo para todos esos niñtos mimados que aceleran por las calles de Malibú en autos último modelo regalados por sus multimillonarios padres, para que se pongan las pilas y no hagan leseras. Y aquí en Chile deberíamos hacer lo mismo. Enseñarles a todos esos jóvenes que manejan a temprana edad, a moderar su consumo de alcohol, drogas, etc., mientras conducen.

Es impresionante como en Chile, del total de accidentes de tránsito que podemos ver en los noticiarios, más o menos la mitad son protagonizados por jóvenes conductores, de no más de 25 años, y casi todos ellos en manifiesto estado de ebriedad o bajo efectos de sustancias sicotrópicas e ilegales. Conozco a varios que se han matado en estas trágicas circunstancias. Las penas deberían ser notablemente más severas para las personas que conducen en estas condiciones, y los padres debieran ser más cuidadosos y prudentes al decidir si regalarán un auto a su hijo. Creo que tendría que merecerlo, ser responsable, no tomar, ser prudente. Pero conozco tantos huevones y huevonas que con suerte saben caminar, y ya andan con el poto montado en cuatro ruedas, poniendo en peligro su vida todos los días. Creo que es más sensato que anden en micro, hasta los choferes son menos bestias que estos sujetillos.

Así las cosas, que los amigos y correligionarios de la Hilton no la celebren tanto, lo que hizo ella es una irresponsabilidad del porte de su imperio, puso en riesgo su vida y la de muchas personas que, afortunadamente, no se toparon en su aciago camino.

Y mientras tanto, ojalá pase los 45 días con el bucito naranja y llorando como magdalena en una celda de 2x2, para que se dé cuenta de la barrabasada que hizo y de alguna vez por todas se le aparezca una virgencita (o un fiscal) para que enmiende su torcido rumbo. Y ojalá dejen de molestarla en los programas de farándula, que sólo ver su cara de rica-pero-estúpida me da una diarrea de la puta madre.

Y finalmente, cuando se suban al auto de un amigo, no sólo hay que ver si está tomado o no: hay algunos que hasta sobrios son peligrosos. Basta revisar el historial del sujeto para saber si es un bestia o no. En caso que lo sea, más vale irse en cromi o en taxi. Más vale perder un minuto en la vida… que morir por culpa de un bestia. Y si tú, caro lector, eres el bestia, mejor vende tu auto y guarda la plata para otras cosas, porque no sirves para el mundo de los automovilistas. Crece, madura, y quizás (con suerte) se te pase lo barraco.

viernes, 1 de junio de 2007

Valentina Párraga y el cierre de RCTV

En realidad no quiero parecer monótono con el tema, pero en realidad me ha afectado en lo más profundo de mi alma. Me parece una tiranía, me parece una bajeza, me parece un atropello a la democracia mundial. Y me refiero nada más ni nada que (de nuevo) al cierre de Radio Caracas Televisión. Me afecta su lucha, me afecta la canallada que les han hecho. Y ahora navegando por Internet, me encontré con que siguen luchando. Empezarán pronto a transmitir por cable, y transmiten su noticiario central, todos los días, por YouTube (www.youtube.com/elobservadorenlinea), demostrando su perseverancia en la lucha por la libertad de prensa en Venezuela.

Revisando la página de Internet de RCTV, encontré una carta de la escritora Valentina Párraga, ex guionista de Radio Caracas, que hace una elocuente crítica a la medida del dictador, y realiza una apología soberbia de la lucha de todos los venezolanos por recuperar su libertad.


Valentina Párraga: "Chávez ahora es el villano"

La reconocida escritora Valentina Párraga escribió a Radio Caracas Televisión y al Presidente de la República, el pasado lunes, un día después del cese de nuestras transmisiones. Allí no sólo expresó sus sentimientos para con el canal sino su crítica ante la arbitraria medida. Estas fueron sus palabras:

Anoche (27 de mayo de 2007) cerraron mi Radio Caracas televisión, la mía, la de todos los Venezolanos. Por ella hemos llorado con la impotencia y el dolor ser testigos de una ejecución sin apelaciones.

Radio Caracas Televisión es parte vital de mi pequeña historia. Trabajé ocho felices años en ella. Fue la planta donde se me dio una total libertad de creación para mis telenovelas, y donde disfruté del compañerismo y la calidad profesional de mis amigos en cada uno de los proyectos que emprendimos. Estoy muy orgullosa de pertenecer a esa familia que anoche mostró su dolor ante un cierre injusto, pero sobre todo mostró su dignidad y entereza al mundo entero.

Radio Caracas es mucho más que una postura política. Ella está en nuestro día a día, tan nuestra como la arepa y el café en la mañana.

Nuestro imaginario como país fue moldeado en mucha medida por el canal de Barcenas, y eso es lo que no le perdonan estos "idearios del hombre nuevo".

Anoche desgarraron la memoria nacional, y eso se paga. El Atila nacional y sus hunos quieren acabar con una empresa que ha funcionado bien por 53 años, porque todo lo que funcione bien les refleja en contraste su total ineficiencia…

Cierran RCTV y en su momento si pueden, cerrarán Globovisión porque son los únicos medios audiovisuales que se paran frente al gendarme y sus secuaces para recordarles que están en el poder para servir a un pueblo y hacerlo prosperar, y no para ser servidos y medrar con sus riquezas.

Y en un intento de torpe disimulo, el gobierno forajido pone en lugar de Radio Caracas a otro canal tan depauperado como el actual VTV o los demás canaluchos que ha abierto el comandante para adoctrinarnos con su indigesto pasticho ideológico y un concepto de cultura tan Perezjimenista que no va mas allá de "los chimichimitos".

Mucho mapire y artesanía indigenista, mucha etnología, mucha palabrería hueca y citas históricas, pero poco contenido real que nos haga crecer como pueblo. Y lo más imperdonable: Son aburridos hasta el desmayo y la catatonia.

Anoche creí que moría una era. Pero hoy tengo una extraña sensación de alegría. Un buen presentimiento. Es como el renacer de una esperanza... como si anoche hubiéramos asistido no a una muerte sino al parto de otro tiempo.Y no hay parto sin dolor. En cada época trágica surge un mártir al que hay que sacrificar. Esta vez nos tocó a nosotros, los RCTVistas.

Pero los venezolanos somos un pueblo generoso y justiciero, que se pone siempre del lado del perdedor y el oprimido... y si usted, comandante, no fuera tan amnésico y rencoroso, si no se dejara llevar por las vísceras, hubiera recordado su propia leyenda, y tendría presente que fue en su momento el "héroe redentor" de una era, con su famoso "por ahora".

Comandante, le voy a hablar como lo que soy, una libretista de telenovelas: El "Quítate tú, pa´ponerme yo" que usted hizo con Radio Caracas es una movida tan gruesa que acaba de voltear la clepsidra en su contra y la arena comenzó a caer inexorable. En el argot de las telenovelas acaba usted de traicionar su personaje, y se le reventó su mascara. Ya no es más el protagonista de esta historia. Es el villano... Por lo tanto, no merece usted quedarse con la protagonista, una mestiza hermosa y buena llamada Venezuela. Ella sabrá al final buscar su propio destino feliz y usted tendrá uno de los cuatro finales típicos para los malos de los culebrones: La muerte, la cárcel, la locura o el olvido. Es lo justo. Y de justicia si sabemos los venezolanos, porque crecimos viendo telenovelas...

Valentina Párraga



Fuente: Página Internet Radio Caracas Televisión (www.rctv.net)

Lex Bolocco, o como sacar las castañas con la mano del gato

Luego del escándalo de categoría mundial que se armó después de haber aparecido Cecilia Bolocco, la diva ABC1 chilena, en paños menores primero, y luego como Dios la echó al mundo, amancebada con un italiano con cara de sobregirado, arrumaqueándose en la humilde mejorita de la diva en Miami, además de abrirse un debate sobre si tiene las pechuguitas paradas, o si se le cae el poto, etc., se ha abierto un flanco interesante de discusión: ¿se debe regular más duramente invasiones a la privacidad de esta índole? Porque si hay una cosa clara en todo este tema, es que Ángel Mora, el paparazzo héroe que tomó las tan mentadas fotos, cometió, si no un delito a ojos de la ley chilena, si un acto reprobable, que merece repudio social, por invadir de forma tan flagrante la privacidad de la Sra. Bolocco en su propia casa.

En los últimos días, el debate, además de llegar a todas las mesas de la familia chilena, ha llegado a nuestro siempre Honorable Congreso Nacional, baluarte de la moralidad nacional, donde los siempre honrados parlamentarios se desviven por el bien del país (¿?), y se han acordado del basureo brutal al que ha sido sometida nuestra Chechi.

Así, los siempre brillantes senadores Cantero, Ominami, Pizarro y Girardi (el más brillante de todos, un genio), presentaron una moción que modifica el Artículo 161 A del Código Penal, en el sentido que se apliquen las mismas penas del precepto a quienes registren o difundan conductas íntimas, sean estas realizadas en espacios públicos o privados.

Además de las implicaciones políticas que tiene este proyecto, que bien las sabrán explicar Paulsen, Navia y la Jiles, esto tiene implicaciones jurídicas bien interesantes, que no dejan de pesar.

Primero, a mi gusto, un precepto así formulado es lo más inconstitucional que se pueda imaginar. Basta que lo manden a control al Tribunal Constitucional una vez para que les tiren el proyecto por la cabeza. En mi humilde opinión, se come entera la garantía del Artículo 19 N° 12 de la Constitución Política de la República, vale decir, la libertad de emitir opinión y la de informar, sin censura previa, en cualquier forma y por cualquier medio…

Creo que eso basta. Y si hay que argumentar más, cabe destacar que la última modificación de la Constitución en 2005 eliminó el inciso 2° del Art. 19 N° 4, referido al derecho a la protección de la vida privada y honra de la persona y la familia. En el hoy derogado inciso se especificaba que la infracción de este precepto por un medio de comunicación social sería constitutiva de delito y bla bla bla. Hoy, este precepto no existe, desapareció en aras de la ampliación de la libertad de prensa. Por tanto, y teniendo a la luz la historia fidedigna de la ley, el constituyente, al eliminar este inciso, quiso que estos actos quedaran fuera de toda sanción, por lo menos los de menor envergadura (ya que aún existe el Art. 161 A del Código Penal y los delitos contemplados en la Ley 19.733 sobre libertades de opinión e información y ejercicio del periodismo).

Así las cosas, el orden jurídico periodístico chileno es bastante liberal, por lo menos en el papel, y una modificación como la que proponen los senadores es incompatible con el entramado más profundo de este sistema legal, lo que se refleja en su constitucionalidad a lo menos dudosa.

Una segunda implicancia, bastante grave, es el concepto de conducta íntima. La intimidad, en el diccionario de la RAE, es la zona espiritual íntima y reservada de una persona o de un grupo, especialmente de una familia. Así las cosas, podemos decir que la intimidad no es un concepto corporal, sino un concepto espiritual, que va en el fuero interno de las personas. Y por tanto, no es dilucidable por el sujeto activo del delito, por lo menos no sin antes hacerle un examen de conciencia a la víctima, cosa que es absurda: y a la vez, es maleable a voluntad por el sujeto pasivo, que es el que determina con total libertad qué es lo que cabe en su ámbito espiritual y qué no. Ello va contra los principios más básicos no sólo de la ciencia penal, sino que de la lógica más elemental. Es ridículo que sea un factor de carácter subjetivo de la víctima, además de desconocido para el sujeto activo, el que determine si una conducta es delito o no. Porque aquí, como bien aparece, la conducta va a ser o no delito según así lo determine la víctima, lo que es absurdo. Es un problema que va más allá de los llamados delitos de sujeto cualificado. O sea, si yo saco una foto afuera de un restaurante, donde sale comiendo una familia, y luego la pongo en una muestra de arte, me puedo ir a la cana, dependiendo de sí andaban en onda popular o de incógnito las víctimas.

Si vemos así la situación, un precepto de esta naturaleza no se sostiene en pie por si mismo. Es ridículo. Y hace llamar la atención, por coyuntura, de la clase de legisladores que tenemos. Está bien claro que para ser legislador no hay que ser abogado ni nada, pero sí hay que tener por lo menos un poquito de lógica, y ni siquiera de la jurídica, sino de la normal. Por eso las últimas leyes son tan malas en redacción y explicación. Con tipos como estos que se entrampan en mugres tan básicas, sus inducciones no resisten ni el más parvulario de los análisis.

Yo, sinceramente, creo, en mi ingenuidad (o agudeza, depende el punto de vista), que nuestros legisladores no son tontos. Ellos sacaron esta discusión por otro punto. La Bolocco les importa un ñafle, sólo la están ocupando de pantalla para el espectáculo. Lo que ellos quieren es aprobar un precepto que no permita la invasión de SUS vidas privadas, y con eso, poder sostener, incluso en lugares públicos, conversaciones sobre sus cochinadas políticas, esas que sí son delitos, sin que nadie pueda delatarlos. Basta ver a los gatusis de campo que promueven el proyecto… Girardi, por favor, la lacra más ladrona y metemano que ha pisado jamás el Congreso Nacional… o sea, no me hagan reír, es de Ripley. Ese tipo es capaz de robarle a su madre. Su epopeya legal me recuerda a los sacerdotes jansenistas de la época de la Restauración, que se instalaban a rezar fuera de las celdas donde se encontraban los condenados a muerte, en las provincias del interior de Francia, para que la gente los viera rezar por el alma del pobre desgraciado e invitarla a la conversión.

Así, lo que nuestros carísimos legisladores hacen es sacar las castañas con la mano del gato, rezando por el alma de la Bolocco, para que la gente los vea preocupados por el problema, y así satisfacer sus propios dividendos políticos con una ley que los protege a ellos de pasadita.

Por mientras tanto, más vale que la Bolocco se defienda sola. Con estos amigos, para qué quiere enemigos.

Y, para los que no sabían, las tomas de Ángel Mora sí son constitutivas de delito en Chile. Basta ver la parte final del inciso primero del Artículo 161 A, capte, grabe, filme o fotografíe imágenes o hechos de carácter privado que se produzcan, realicen, ocurran o existan en recintos particulares o lugares que no sean de libre acceso al público. La doctrina es conteste en que si la foto se toma desde afuera, también cabe en el tipo penal. Por suerte no puede ser juzgado en Chile, porque el delito fue cometido en el extranjero, y no puede ser conocidopor tribunales chilenos en aplicación de los Artículos 5° y 6° del Código Penal. Pero periodistas, cuidado, de repente aparece un avispado que denuncia, y la cana es de 61 días a 5 años, más entre 50 y 500 UTM de multa, o sea, entre palo y medio y quince millones de pesos.