lunes, 16 de abril de 2007

“Revolución con sabor a arepa y ron” o el mundo según Chávez



No cabe ninguna duda que el personaje político del momento en Latinoamérica, sino en el mundo, es el dictador de Venezuela, Hugo Chávez que, más que destacar por los logros de su país, destaca por sus desmadres continuos y permanentes contra los que él cree sus “adversarios políticos”.

Pero, ¿por qué busca destacar denostando a Bush, pendejeando a Insulza, diciéndole carbonero a Foxley, sacándole la madre al Senado chileno, dándole besitos a la presidenta? Muy simple. Porque no tiene nada que mostrar en su país. De una nación que se empinaba como una de las pioneras del camino latinoamericano al desarrollo, Venezuela se ha convertido en el arlequín del tercer mundo, con una revolución socialista radical que no ha sido sino una broma de mal gusto para la democracia internacional.

De unos índices de inversión impresionantes, se ha convertido en un país mísero y mendicante, que vende el petróleo a sus aliados, todos pobres, a precio de huevo, y cuya inversión extranjera en infraestructura alcanzó la casi chistosa suma de 80 millones de dólares (LAN acaba de comprar 25 aviones para uso doméstico en 270 millones de dólares, lo que es una operación menor), que no alcanza ni para que cada venezolano se coma una arepa con queso.

No hay que hablar sobre el sentido democrático del personajillo éste… ha criticado la legitimidad de las decisiones de la ONU, de la OEA, se ha burlado de la Comunidad Europea, ha restringido las libertades de sus ciudadanos, la delincuencia prolifera, la desesperación en el pueblo arrecia. Para coronar la torta, suprimió a la oposición, y no tiene contrapeso en la Asamblea del Pueblo (qué nombre más cursi…). Podríamos rebatir esto diciendo que la oposición voluntariamente se retiró, pero un principio básico de la democracia es la alternancia en el poder y la fiscalización de la oposición, por lo que si hubiera tenido por lo menos una diatriba sobre democracia de parte de su mami, debió haber citado a nuevas elecciones, y llamar a la oposición a participar, o haberse retirado del poder… pero qué se le puede pedir, si es el primero que se agarró de la teta del Estado Venezolano, de la que mana muuucho petróleo…

Y qué decir de la cultura en Venezuela… llega a dar lástima la situación en que este bárbaro la ha dejado. Cerró un canal de televisión (Radio Caracas Televisión), aduciendo que eran “fascistas”; las inversiones extranjeras huyen y huyen, dejando al país en una situación empobrecida; la clase media atesora joyas y junta plata para poder exiliarse a Miami (cosa que ya hicieron los más adinerados); revocó todos los pasaportes venezolanos, y ahora se renuevan solamente mediante un engorroso proceso, en que se ve a la familia, sus contactos, sus ideas políticas, etc.; hay un proyecto de ley que busca que el Estado comparta la autoridad paterna con los padres de los menores no emancipados (!), así como quitarles a los padres la patria ptestad sobre los bienes de los hijos no emancipados (!!).

Y, para más, su revolución con sabor a arepa y ron, la pariente pobre de la Revolución con sabor a empanada y vino tinto de Allende, que ya era bien pobre, ha sido un fracaso: Su país está más segregado que nunca, la lucha de clases arrecia en las calles, los pobres siguen siendo pobres (si no más pobres…), la gente teme a la delincuencia, los secuestros están a la orden del día, el país está desabastecido, los precios se han ido a las nubes… claro, el petróleo vale 14 pesos el litro, pero los pobres no necesitan petróleo, si no tienen auto… necesitan un país próspero que les traspase su prosperidad, no lavarse las manos con bencina.

Así las cosas, Chávez sigue haciendo lo que mejor sabe hacer: populachear y tirar mierda a sus vecinos. Y no sabe que lo único que hace con eso es amenazar a su pueblo con una intervención internacional, se expone a someterlo al hambre y a los dolores del embargo económico, cosas a las que ya están fuertemente expuestos.

Da pena ver que en un país hermano se vulnera tan flagrantemente el estado de Derecho, en que la gente sufre por el mal gobierno, cuando deberían estar orgullosos de ser un país alegre y lleno de recursos para salir adelante… Dios se apiade de Venezuela y mande a alguien a parar a este vándalo y restaurar la democracia, por el bien de Venezuela y de una Latinoamérica desarrollada y libre.

No hay comentarios.: