jueves, 10 de julio de 2008

El Señor de la Carencia (moral).


Que haya dejado de ver tele no significa que esté desconectado del mundo o que no me sepa las noticias. La firme creencia de que la tele es el invento mas estúpido del mundo después del Jack LaLanne Power Juicer es absolutamente personal, y no tiene por qué ser compartida por nadie.
La tele, a pesar que te deja los ojos cuadrados (la velada campaña de proselitismo anti-tele), es un medio de comunicación social súper potente, que permite a la gente tener un contacto más perfecto con la realidad. Por eso me sorprendió leer en los diarios de esta semana, que la ministra del Sernam, que no sé quien mierda es y el ministro Viera Gallo se han tirado en picada contra la teleserie nocturna de TVN, “El Señor de la Querencia” (no es el Señor de la Gerencia, esa es la de Chilevisión… chiste docto, no se ría si no lo entiende), en que se muestra a un patrón de fundo más malo que Osama Bin Laden, que se flagela, se viola a las hijas de los inquilinos, quema a las lesbianas y todo eso.
Las alegaciones me sorprenden en dos aspectos: uno subjetivo y otro objetivo. El subjetivo va referido directamente a los apelantes. Me parece poco consecuente que dos personas de la Concertación, que lucharon en su época contra la dictadura y la libertad de expresión en Chile, ahora se pongan santitos y digan que lo que se muestra en la tele puede causar daños sicológicos y morales a la gente que lo ve. Sinceramente, ver al Ministro Viera Gallo en calzoncillos en la exposición de su hija artista es bastante más nocivo (cuando fui a ver la exposición casi me paso al Juzgado a demandar daño moral), además del daño evidente que causa a la retina de un ser humano con un mínimo sentido de estética. Estos mismos pelafustanes que se desviven en criticar a la dictadura y sus atrocidades morales, se esfuerzan en ocultarle al pueblo la realidad chilena histórica y contemporánea.
Segundo, un aspecto objetivo. La crítica a la serie referida es bastante calvinista, por no decir puritana hasta más no poder. Primero, no se condice con la educación que se debe dar a las masas; luego, implica meter en un hoyo la realidad chilena contemporánea, de modo que no sea conocida por la gente. Es inconsecuente con la educación que se debe dar, porque cuando a la gente se le enseña la historia de un país, se le debe enseñar con sus pros y contras, sin tintes políticos endiosadores ni demonizadores. La historia de Chile en los años 20 era así, las querencias, los patrones que hacían lo que querían e imponían su ley en sus territorios, etc. Tampoco uno puede ser imbécil y creer que la teleserie dice toda la verdad, por supuesto que es ficción, cosa que viene bien advertida: la gente no es tan imbécil como para que le doren la píldora con que lo que pasa en lo comedia es la pura y santa verdad.
Por otra parte, es negar la realidad contemporánea. Y me llama la atención viniendo de la Ministra de Sernam, que es la defensora pública de estos casos. Como si hoy día las mujeres no fueran golpeadas, violadas ni quemadas, además de sicológicamente vejadas, maltratadas y subvaloradas. El año 2008 es lo mismo que 1920, sólo que los métodos han cambiado. La ministra debería ver, en estos documentos audiovisuales, una forma de ensalzar la defensa y protección de los derechos de la mujer para ayudar a erradicar el machismo violento. Lo contrario es demonizar y negarse a ver la realidad chilena. Me parece que la forma más lógica de concientizar a la población sobre los efectos de la violencia es mostrándola, dejándola al descubierto, denunciarla de forma pública, de modo que el eventual agresor se sienta amedrentado a utilizarla. Eso de que si la mostramos la gente lo puede repetir en la casa… o sea, por favor, horario para mayores de 18, esto no es un programa de lucha libre para niños de 15… la gente no es tonta.
Sin embargo, lo que más me impresiona de toda esta situación va referida al sustrato político de toda esta discusión. La vuelta de chaqueta paulatina y progresiva que la Concertación ha tenido en sus apreciaciones morales desde que llegó al poder, y que demuestra que la política chilena está a millones de leguas de ser desarrollada. La misma Concertación que nos vendió la pomada de la libertad, la alegría ya viene, crecer con igualdad, estoy contigo Michelle y toda esa mierda con cara de liberalismo, hoy día se muestra como la más talibana de las fuerzas políticas, amenazando censuras (las mismas censuras que derrotaron hace 10 años), querellas y demases para ocultar a la gente la cruda realidad: un país en que creció la delincuencia, en que creció la cesantía, en que la economía va en franco retroceso, en que las libertades políticas y sociales no se han concretado. No es la hora de echar culpas, pero el esconder la realidad demuestra claramente quien tiene gran parte de la culpa. Esto me recuerda el socialismo soviético, alienador de la mente de las personas, en que se obligaba a los individuos a ver los contenidos que le gobierno les daba, de la forma que éste quería, y adoctrinándolos en sus sucios raciocinios igualitarios marxistas.
La Izquierda ante esto, puede tomar dos caminos: o cumplen lo que prometieron al llegar la poder, libertad de expresión para los contenidos culturales; o lo que realmente son y han sido en todos los infortunados países en que han sido gobierno: control total sobre los medios de comunicación, educación gramsciana y limitada y control sobre las masas. De repente se les sale el gen Rogelio… más vale que lo repriman, porque así no van a ser gobierno nunca más.

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